Semblanza sobre la trayectoria teórica e investigativa de Samuel Jaramillo González en temas territoriales
Adriana Parias Durán
Marzo, abril 2022
Samuel Jaramillo González (Bogotá, 1950) es uno de los investigadores más destacados de las últimas décadas en América Latina en el campo de los estudios urbanos en su vertiente crítica, particularmente en el campo de la indagación teórica. Es economista de la Universidad de los Andes de Bogotá, con estudios de posgrado en Planificación Urbana en el Oxford Polytechnic y con maestría y doctorado en urbanismo en el Instituto de Urbanismo de París de la Universidad de Paris Est. Es profesor titular de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes e investigador del Centro de Estudios del Desarrollo Económico de la misma universidad.
Sus investigaciones, que apuntan sobre todo a América Latina y a Colombia, tienen un amplio espectro temático en lo referente a lo socio-espacial, desde la escala mayor de la configuración global del territorio, la estructura regional y los sistemas de ciudades y las especificidades que emergen en la región latinoamericana, pasando por la estructura interna de las ciudades, componentes como el transporte urbano, los servicios públicos, la vivienda, el mercado inmobiliario y de la tierra urbana. Dos de los rasgos más pertinentes de su programa investigativo son, de una parte, su preocupación por emplear y modernizar los instrumentos teóricos de la tradición marxista para analizar estos asuntos, y de otra, sus reiterados esfuerzos por articular las herramientas del análisis económico con los recursos de otras ciencias sociales, como la geografía, la sociología, la historia, la semiología, la arquitectura y el urbanismo. A continuación, se presentan algunos de sus aportes en este campo.
A finales de los años setenta del siglo pasado, en los estudios sobre la vivienda en las ciudades de América Latina se estableció un debate alrededor de la explicación de la extraordinaria proliferación en nuestras ciudades de barrios populares de extrema precariedad, entre la llamada Teoría de la Marginalidad, de corte positivista, e interpretaciones marxistas. Estas últimas, como lo planteado por Pradilla, proponían desplazar el foco de la explicación de estos fenómenos de factores culturales e institucionales, a las estructuras productivas del espacio construido. Samuel Jaramillo hizo una notable contribución a esta discusión afinando las categorías analíticas para precisar su articulación con las nociones de la economía marxista y adaptándolas a los rasgos empíricos observados en nuestras ciudades. Además, forjó y perfeccionó herramientas metodológicas a la medida de esta aproximación y realizó estudios empíricos muy sugestivos. El texto principal de este esfuerzo lo constituye su libro Producción de vivienda y capitalismo dependiente de 1981, aunque tiene una multiplicidad de textos posteriores, incluso de fechas recientes, en las cuales ha avanzado en esa senda. Estos desarrollos teóricos y metodológicos han sido compartidos por investigadores latinoamericanos que desarrollaron y desarrollan estudios con este enfoque sobre varias ciudades latinoamericanas y son una referencia para la investigación sobre vivienda en la tradición marxista en la región.
En los años ochenta dentro de la vertiente de análisis marxista tuvo lugar un debate alrededor de las explicaciones sobre los rasgos generales de la estructura territorial de los países de la región y de la configuración interna de las ciudades, que muestran elementos comunes entre ellos, y que a la vez contrastan con lo observado en otros parajes, hasta el punto de justificar la noción de una “urbanización latinoamericana”. A los planteamientos muy sugestivos alrededor de este punto de la llamada Teoría de la Urbanización Dependiente (Castells, Quijano, entre otros) se le contrapuso las críticas de marxistas que abogaban por un uso más riguroso de las categorías marxistas originales, que podían dar cuenta más certera de los rasgos aludidos (Paul Singer, entre otros). Samuel Jaramillo, asociado a Luis Mauricio Cuervo, intervino en esta discusión sugiriendo una línea de síntesis que precisara los instrumentos del análisis marxista, pero rescatando las preguntas y buena parte de las respuestas novedosas de los teóricos de la urbanización dependiente. Con dos agregados: una actualización de la conceptualización sobre estos elementos generales del análisis marxista y la absorción de una ya voluminosa literatura empírica al respecto. El texto que resume mejor estos planteamientos, de mucha circulación entre los investigadores latinoamericanos, escrito con Luis Mauricio Cuervo, tiene como título Urbanización Latinoamericana. Nuevas perspectivas de 1993. Una aplicación al caso de Colombia es el libro, con Luis Mauricio Cuervo, La configuración del espacio regional en Colombia de 1987.
A finales de la década de los años ochenta y durante los años noventa, cuando se introdujeron de manera masiva las reformas neoliberales en América Latina, proliferaron cambios profundos en los regímenes de operación de componentes clave en las ciudades, sobre todo la privatización de la mayoría de los servicios urbanos. Samuel Jaramillo, con un equipo de colegas, adelantó un programa de investigación sobre esta mutación en varios servicios públicos domiciliarios en las principales ciudades colombianas, que también fue acompañado por propuestas de interpretación teórica sobre estos temas. Su texto más conocido al respecto “Crisis de los Medios de Consumo Colectivo Urbano y Capitalismo Periférico” de 1981 fue reproducido en distintas publicaciones de América Latina. Una síntesis de un gran número de trabajos sobre este tema realizados por investigadores ligados a su equipo está sintetizado en el libro, con Luis Mauricio Cuervo, Ciento veinte años de servicios públicos en Colombia de 1996. También realizó trabajos sobre el transporte urbano, con interpretaciones muy interesantes sobre la peculiar evolución del transporte urbano colectivo, con la persistencia durante mucho tiempo de un sistema privado de buses con operación muy irregular, y sus cambios súbitos en años recientes, con la irrupción de metros y sistemas de buses conocidos como BRT.
Tal vez el aporte más significativo de Samuel Jaramillo a la teoría urbana de la región lo constituyen sus planteamientos sobre el mercado inmobiliario y de la tierra en las ciudades, particularmente la teoría sobre la renta del suelo urbano. A finales del siglo XX, tanto en América Latina como en los países centrales, la teoría marxista de la renta del suelo urbano apareció como una pieza crucial y novedosa del análisis urbano crítico. En especial en Francia, y en los países anglosajones se hicieron avances prometedores al respecto. Samuel Jaramillo participó en estas propuestas iniciales de adaptación de la teoría marxista clásica sobre la renta de la tierra, que se refería fundamentalmente a la tierra rural, al ámbito urbano contemporáneo. Tal vez por circunstancias políticas, o quizás por razones de orden teórico, la teoría marxista de la renta del suelo urbano fue relativamente abandonada por los analistas urbanos críticos en los países centrales. Samuel Jaramillo persistió durante las décadas siguientes hasta el presente en construir un dispositivo teórico muy ambicioso y sistemático al respecto que está contenido en una serie nutrida de trabajos que culmina con la edición más reciente de su libro Hacia una teoría de la renta del suelo urbano, en su edición revisada y ampliada de 2009. En varios aspectos este cuerpo analítico constituye un avance muy significativo con respecto a lo que se realizó en años anteriores en los países centrales. Se apoya en una versión actualizada de la teoría del valor y de la economía marxista, áreas que han tenido grandes mutaciones en las últimas décadas (en lo que Jaramillo ha participado como teórico de la economía general), y esto le ha permitido abordar con mucha mayor flexibilidad las particularidades que tiene la competencia y la dinámica de la acumulación en la rama de producción del espacio construido. Así, se perfilan los esquemas de agentes que intervienen en el mercado de tierras urbanas, que tienen muchas diferencias con su equivalente rural, así como las transacciones que se configuran alrededor del espacio construido como mercancía, y por lo tanto, las manifestaciones de la renta. En este esquema se aborda un aspecto que es crucial en este mercado, por lo general ignorado en otros intentos teóricos, y es la dimensión dinámica de los precios del suelo, pues la disputa por la renta se focaliza en la lucha por capturar sus incrementos. Tiene además la virtud de abarcar un amplio espectro de niveles de abstracción, desde el examen más abstracto de la renta y su relación con el valor, hasta manifestaciones bien concretas que permiten dilucidar efectos de medidas de política y de interpretación de la coyuntura de estos mercados. De hecho, el libro en mención circula ampliamente entre los investigadores críticos de la región como referente para los estudios sobre la propiedad territorial urbana y se ha convertido en un clásico de la teoría urbana latinoamericana.
Con el apoyo de este cuerpo analítico sobre la renta del suelo urbano y con la mencionada noción de la coexistencia de diversas formas de producción del espacio construido, Samuel Jaramillo ha realizado durante las décadas más recientes, con la colaboración de varios colegas, investigaciones muy sugestivas sobre diversos aspectos de la realidad socio-espacial de Colombia y América Latina. Se destaca lo atinente a la vivienda, tanto sobre las políticas, en especial con la irrupción del neoliberalismo en este campo, como sobre las mutaciones que ha experimentado la estructura de producción del espacio construido, en buena parte como resultado de esta mismas políticas: la inesperada reemergencia de la autoconstrucción a pesar de los dispositivos de subsidios al usuario, la concentración de capital en el sector inmobiliario capitalista, ligada a las ventajas de la capacidad de inversión como palanca para capturar incrementos en el precio del suelo, la proliferación del alquiler mercantil de vivienda, en particular en los mercados populares.
Otra área de indagaciones con estos mismos soportes, la teoría de la renta del suelo urbano y la coexistencia de formas de producción, esta vez con otros ingredientes de análisis geográfico y comportamiento socio-espacial le ha permitido a Samuel Jaramillo examinar aspectos de la configuración interna de las ciudades, con un enfoque que le permite articular procesos generales de prácticas espaciales con la operación del mecanismo de precios del suelo, algo que es muy rara vez tratado en la literatura correspondiente: fenómenos como la configuración de esquemas de segregación socio-espacial, sus mutaciones, la llamada, gentrificación, nuevas formas de segregación, etcétera. Un texto muy interesante es el análisis que hace sobre la evolución de la segregación de Bogotá en el largo plazo, que es muy iluminador para comprender trayectorias similares en otras ciudades latinoamericanas (“Mercado del suelo y prácticas espaciales. La evolución de la configuración física de una ciudad latinoamericana. Bogotá 1900-2018” en Emilio Pradilla (comp) Producción de la ciudad latinoamericana durante el neoliberalismo)
Su libro más reciente, Heterogeneidad estructural en la ciudad latinoamericana. Más allá del dualismo, constituye un paso adelante en su reflexión, que promete ser muy fructífero para la investigación urbana en América Latina. Esta colección de ensayos está dedicada al tratamiento ya mencionado del debate entre los enfoques positivistas sobre el tema evocado por el título y los desarrollos marxistas. Recapitula y elabora sobre la trayectoria de estas dos vertientes y sus manifestaciones más recientes que aclaran mucho este panorama. Y al mismo tiempo sus dos ensayos finales son particularmente interesantes. A partir de una reflexión más general sobre la operación más básica del capitalismo, Jaramillo propone, y lo desarrolla de manera muy convincente, que el capitalismo histórico genera en los países donde es dominante formas de producción de bienes y servicios que no coinciden con las relaciones sociales capitalistas. Pero no como resultado de una inercia o de una anomalía, sino como efecto de su propia operación. Así, al lado del trabajo asalariado, opera de manera insospechadamente extendida, trabajo pre-mercantil de auto-suministro (como el la autoconstrucción de vivienda y el trabajo doméstico familiar) y el trabajo mercantil simple. Esto, desde luego, es particularmente acentuado en los países periféricos y en sus ciudades. Su exposición tiene como respaldo las innovadoras propuestas de Jaramillo sobre la teoría del valor marxista que ha desarrollado ya no solamente como economista urbano, sino como teórico económico general.