La reciente crisis generada por la pandemia de la COVID-19, ha llamado la atención a los gobiernos en el contexto mundial sobre fenómenos como la desigualdad y la pobreza, cuya presencia no permite alcanzar niveles aceptables de vida en general y desarrollo territorial (OPHI y UNDP, 2022; CEPAL, 2020a y CEPAL, 2020b). Estas circunstancias han llevado a que recobren fuerza los cambios físicos en los espacios geográficos, los cuales revelan transformaciones económicas, políticas, sociales, culturales y ambientales en las regiones.
América Latina está catalogada como la región con mayor desigualdad en el mundo (CEPAL, 2020a y CEPAL, 2020b; Gudynás, 2000), por presentar grandes diferencias en los niveles de ingreso, de oportunidades, de patrimonio, de acceso a bienes y servicios públicos, entre poblaciones rurales y urbanas, comunidades étnicas y no étnicas; en sí, hay una mezcla de ambientes, que van desde los que brindan importantes oportunidades para la obtención de empleos de calidad y óptimas condiciones socioeconómicas, hasta los que están envueltos en el círculo vicioso de la pobreza.
Mientras se mantengan en el tiempo fenómenos estructurales como la discriminación, desigualdad y segregación hacia comunidades étnicas y campesinas y se continúe con la dicotomía campo-ciudad, persistirán la vulnerabilidad y limitaciones al bienestar. Por tanto, resulta imprescindible percibir todas las expresiones de pluralidad y las particularidades de los territorios, como algo propio y no como un problema que obstruye su futuro (DANE y UNFPA, 2022).
Ahora bien, la invaluable riqueza representada en biodiversidad, plurietnicidad y diversidad cultural propia de los territorios, constituyen importantes retos para la vida en sociedad, lo que implica necesariamente una perspectiva crítica y activa de los actores, quienes están representados en las comunidades urbanas y rurales, las instituciones del Estado, el sector privado, las universidades, organizaciones no gubernamentales, agencias de cooperación internacional, entre otros. Lo que requiere dimensionar el panorama con una perspectiva de recomposición desde los diferentes escenarios. Desde luego, en este seminario son bienvenidos aquellos trabajos que más allá de un prejuicio antropocéntrico, reconocen que los actores que cohabitan en un territorio no son solamente los seres humanos, razón por la cual, el territorio en sí mismo es un actor político, el clima es un actor protagónico en estos tiempos, así como, las especies animales no humanas, el ambiente y la tecnociencia.
Con estos elementos, la Asociación Colombiana de Investigadores Urbano Regionales (ACIUR), como institución que agrupa a los investigadores en temas territoriales, campo que ha tenido un gran desarrollo en las últimas décadas y adquirido creciente importancia en América Latina, en esta ocasión ha sumado esfuerzos con la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), la Fundación Universitaria de Popayán (FUP), El Colegio Mayor del Cauca (Unimayor) y la Universidad del Cauca (Unicauca) para la realización del XVI Seminario Internacional de Investigación Urbano Regional: El papel de los actores en la reconfiguración de los territorios, planteando como foco de discusión las dinámicas de los territorios como producto de las lógicas de intervención de los actores, situación que implica para su recomposición medidas de política focalizadas y la participación activa en los procesos de toma de decisiones. Por estas razones, las jornadas se desarrollarán con el interés de discutir sobre teorías y prácticas y la diversidad de dinámicas propias en contextos específicos.