La configuración funcional del territorio se deriva como resultado del desarrollo de las actividades sociales y económicas; incidiendo en las estructuras ambientales y geográficas como un todo. Los espacios urbanos como parte activa del sistema territorial se definen como estructuras no rígidas, las cuales de manera funcional acorde con su potencial endógeno fomentan relaciones a través de redes jerarquizadas donde la competitividad juega un papel preponderante en la configuración de las centralidades locales y regionales, dinamizando los flujos de población, los intercambios de bienes, capitales y la prestación de diversos servicios.
Lo anterior determina la necesidad de un fortalecimiento de los gobiernos locales y regionales, de su capacidad económica y eficacia en la operacionalización de las políticas públicas territoriales con el fin de generar crecimiento sostenido y una mejor distribución de recursos a través de la red de ciudades que se deben crear. En este sentido las jerarquías han empezado a cambiar hacia una posición horizontal en la cual prima la capacidad de complementariedad entre las centralidades, hacia y desde los centros urbanos -sin importar su tamaño- que hacen parte de la red de ciudades.
La planificación del territorio como respuesta a la necesidad de dirigir el avance de las regiones, presenta grandes retos en el diseño institucional y la gobernanza, superando límites político administrativo y centrándose más en la funcionalidad de la red como un todo. La ciudad cumple una serie de roles fundamentales y muchas de estas se especializan en algunas funciones de interés de acuerdo a su territorio de influencia; esta apreciación indica la existencia de niveles de ciudad: metropolitanas, industriales, turísticas, administrativas, culturales, multifuncionales, entre otras como es el caso de la ciudad intermedia que aparece con limitaciones y aciertos en medio de la nueva agenda urbana y que requiere de análisis y estudio que la hagan parte del debate público y las políticas territoriales de frente a las asimetrías del desarrollo nacional y regional que vine prestándose en los países de América Latina y el Caribe.
Ahora bien, más allá del conjunto de normas para el desarrollo del territorio, las transformaciones económicas relativas a la globalización, conforme apunta la literatura internacional, han contribuido a un proceso de reescalonamiento en donde las ciudades y regiones son espacios preferenciales de la acumulación global. Se exigen, en consecuencia, nuevas formas de gobernanza regional con arreglos institucionales – formales e informales – innovadores, diseños de ciudad pensado desde la inclusión “la ciudad para el ciudadano”; basadas en la cooperación público-privada, la atención de riesgos por desastres en el contexto del cambio climático; dar respuesta a la creciente criminalidad y violencia en las grandes aglomeraciones urbanas, así como el aumento de la pobreza entre otros; pretendiendo abordar el estudio de las ciudades y la región desde la perspectiva económica, lo político-institucional y la construcción de sistemas de ciudades, que permitan la articulación económica, social y ambiental al tenor de las dinámicas locales y regionales, Objetivos de disertación y búsqueda de aportes desde la mesa Ciudad y Región.